Nuestra sede
Tras la conquista de Mallorca en 1229, los primeros frailes franciscanos conventuales llegaron a la isla y, gracias al rey Jaime I, se les cedió inicialmente un huerto y luego una casa llamada la «Jabonería de los moros», cerca de la Puerta del Esvaïdor. En este lugar se construyó el primer convento de Santa Margarita, cuya iglesia fue bendecida en 1244. Sin embargo, el crecimiento de vocaciones obligó a trasladarse en 1279 a un nuevo solar junto al Castillo del Temple, donde se erigió el actual convento de Sant Francesc.
La construcción de la nueva iglesia comenzó oficialmente en 1281 con una solemne ceremonia que contó con la presencia del rey, el obispo y las principales casas nobiliarias del Reino. Aunque terminada en 1340, la iglesia era entonces más sencilla, siguiendo las normas franciscanas que prohibían bóvedas y campanarios elevados. Su interior original, con un coro en los pies y vitrales en el ábside, ha sido modificado con el tiempo, aunque el claustro conserva su carácter medieval y su valor heráldico, con escudos reales que reflejan el apoyo de la Corona.
En el siglo XV se construyó el sepulcro de Ramon Llull, una obra emblemática diseñada por Pere Joan Llobet y terminada por Francesc Sagrera. Posteriormente, en 1580 un rayo destruyó la fachada, lo que motivó reformas importantes, incluida la división del ábside y la creación de un nuevo portal barroco a finales del siglo XVII, obra de Francisco Herrera, con esculturas de la Inmaculada, Ramon Llull, Duns Escoto, san Francisco, santo Domingo y san Jorge, patrón de la cofradía de Sant Jordi. En la portada de la iglesia puede observarse la imagen de San Jorge matando el dragón, característica del santo. El convento de Sant Francesc constituyó además la sede corporativa de la Cofradia de Sant Jordi, que mantuvo de forma recurrente sus reuniones capitulares en la sede que actualmente aún se conserva. Finalmente, en el siglo XVIII se añadió la alta torre campanario con su distintiva cúpula de estilo oriental. La iglesia y el claustro de San Francisco constituyen hoy un valioso patrimonio histórico y arquitectónico del antiguo Reino de Mallorca, y la sede emblemática de la Unión de la Nobleza.
